
La condenada Cristina Fernández de Kirchner volvió a mostrar su desprecio por la Justicia y las instituciones. Esta vez, salió a bancar a un sacerdote pedófilo: Justo José Ilarraz, quien había sido condenado en 2018 a 25 años de prisión por abusar de adolescentes entre 1984 y 1995 dentro del Seminario Menor de Paraná. Aunque la Corte Suprema lo sobreseyó por prescripción, el repudio social no se hizo esperar. Pero la condenada, en vez de solidarizarse con las víctimas, eligió victimizar al abusador y atacar a la Corte.
“Sin palabras”, escribió CFK en su cuenta de X, adjuntando la nota del diario Clarín que informaba sobre el fallo del máximo tribunal. Una vez más, la exmandataria dejó en claro que su única prioridad es denostar a la Corte cada vez que los fallos no se acomodan a su ideología o a sus aliados.
El sacerdote fue expulsado del estado clerical por orden del papa Francisco en 2023, pero Cristina, condenada por corrupción, prefirió dar a entender que el escándalo es culpa de la Justicia y no del aberrante accionar del religioso.
La Corte, con los votos de Rosatti, Rosenkrantz y Lorenzetti, se limitó a aplicar el Código Penal vigente: los hechos estaban prescriptos. Por más repudio que generen, las leyes penales no pueden aplicarse en forma retroactiva. Pero Cristina Kirchner, como siempre, busca instalar una “justicia emocional” que funcione según sus caprichos.
El sacerdote Ilarraz fue acusado por múltiples víctimas, muchas de las cuales abandonaron su vocación religiosa por los abusos sufridos. Los hechos ocurrieron en contextos de extrema subordinación: los adolescentes eran alumnos del seminario y él, su prefecto de disciplina, director espiritual y confesor. A pesar de eso, la ex presidenta no tuvo ni una sola palabra para los sobrevivientes.
Una vez más, la líder del kirchnerismo mostró su verdadera cara: mientras el papa expulsa a un cura abusador, Cristina lo defiende. Una señal alarmante para cualquier argentino que todavía cree en el Estado de Derecho y en la protección de los menores.