
La periodista ultra kirchnerista Julia Mengolini sigue generando polémicas. A las acusaciones de incesto que sacudieron las redes sociales en los últimos días, se suma ahora una revelación escandalosa: su empresa Futurock Producciones SRL recibió más de $70 millones en pauta oficial entre 2020 y 2022, durante los gobiernos de Alberto Fernández y Axel Kicillof. A valor actual, esa cifra asciende a la friolera de $370 millones.
Según el portal El Disenso, ese monto no contempla contrataciones realizadas por municipios kirchneristas ni otros entes estatales, por lo que el verdadero caudal de dinero público destinado a esta plataforma marginal podría ser aún mayor. ¿La excusa? Difundir “contenido alternativo”. La realidad: una radio online con bajísima audiencia pero que sirvió como brazo propagandístico del relato K.
Mengolini repite en cada entrevista que Futurock “se banca con el aporte de los oyentes”, pero los documentos oficiales desmienten esa narrativa. Lejos de ser un medio independiente, Futurock fue sostenida con dinero del pueblo, en un uso discrecional y partidario de la pauta, al mejor estilo kirchnerista.
Y no sólo Nación y Provincia llenaron sus bolsillos: también lo hicieron empresas públicas como YPF, Aerolíneas Argentinas y AFIP, además de organismos como la Auditoría General de la Ciudad y una larga lista de municipios peronistas. Por ejemplo, Morón, gobernado por el massista Lucas Ghi, pagó $1.190.000 en marzo de 2023, y el Injuve le facturó $2.850.000 por un festival en Tecnópolis, según consta en la factura N°145.
El caso de Mengolini pone en evidencia cómo el kirchnerismo construyó un aparato mediático artificial, inflado con fondos públicos, para sostener su narrativa y callar voces críticas. Mientras medios independientes eran ignorados o castigados con el ahogo financiero, personajes como Mengolini recibían millones para militar desde el micrófono.
Con la llegada de Javier Milei al poder, la pauta nacional fue eliminada, pero Axel Kicillof y su red de intendentes peronistas siguen repartiendo millones para sostener a los soldados del relato.
Mengolini no solo debe explicar su relación personal con su hermano. También debe rendir cuentas sobre cómo se enriqueció con plata de todos los argentinos, mientras decía ser “financiada por oyentes”. Una mentira más del aparato K.