
Los funcionarios que fueron denunciados por Adorni e integraban la dirección general de administración y responden a Malena Galmarini desde su época al frente de AySA, hoy están en la estructura del gobierno de Axel Kicillof, bajo la órbita del ministro de transporte, Martín Marinucci.
El vocero presidencial Manuel Adorni volvió a prender fuego al kirchnerismo al denunciar que la millonaria obra del sistema Riachuelo no fue finalizada por el gobierno de Alberto Fernández, tal como había prometido Sergio Massa en plena campaña, sino por la actual administración de Javier Milei. En una contundente conferencia de prensa, Adorni expuso cómo AySA, bajo la conducción de Malena Galmarini, fue utilizada como una herramienta electoral al servicio del matrimonio Massa-Galmarini y no como una empresa estatal dedicada a resolver los problemas estructurales del país.
Durante la habitual conferencia en Casa Rosada, Adorni reprodujo un video de 2023 donde Massa, Galmarini y el expresidente Fernández se sacaban fotos y vendían humo con la supuesta finalización de la megaobra del sistema Riachuelo. “La terminó este gobierno, no ellos”, disparó el vocero, dejando en claro que fue la gestión Milei la que cumplió con el fallo de la Corte Suprema de 2015 para sanear la cuenca Matanza-Riachuelo.
“Debía estar terminada hace cuatro años, pero los tiempos de la política peronista priorizaron las cámaras y los afiches antes que el avance real de la obra”, denunció Adorni. En esa línea, agregó: “Durante décadas los argentinos vivimos rodeados de obras que no existían o quedaban abandonadas. La corrupción transformadora que todavía algunos, increíblemente, defienden”.
Pero el golpe más duro fue cuando reveló cómo Galmarini transformó AySA en un trampolín electoral. Según detalló, la empresa despilfarró 4.800 millones de dólares en obras que beneficiaron principalmente a Tigre y Malvinas Argentinas, feudos políticos del massismo, donde además se registraron “sponsoreos” sospechosos y compras escandalosas como vehículos Kangoo a 25 millones de dólares, el triple de su valor real.
La respuesta de Malena Galmarini, lejos de aclarar, terminó confirmando la ineficiencia: admitió que la obra estaba “finalizada” pero que faltaba “la puesta en marcha”, un proceso de seis meses que no se pudo realizar por falta de pago, algo que ella misma reconoció. Es decir, dejaron una obra inconclusa y ahora reclaman protagonismo.
El show peronista de los anuncios sin hechos concretos volvió a quedar al descubierto. Esta vez, la mentira tuvo patas cortas y Milei puso las cosas en su lugar. La obra la terminó el gobierno libertario. El kirchnerismo solo dejó promesas vacías, sobreprecios y millones enterrados en marketing político.