
En un giro inesperado que pone de cabeza a las élites globalistas y al complejo industrial-militar, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, volvió a demostrar quién manda en el tablero geopolítico mundial: anunció que Rusia y Ucrania comenzarán de inmediato un proceso de negociaciones para alcanzar un alto el fuego y poner fin a una guerra que lleva más de tres años de destrucción, muerte y corrupción internacional.
“Las negociaciones entre Rusia y Ucrania comenzarán inmediatamente”, declaró Trump con su característico estilo directo. Aseguró que ya informó personalmente a los líderes más importantes de Europa, como la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, el francés Macron, la italiana Meloni, el alemán Friedrich Merz y el finlandés Alexander Stubb. Además, reveló que el Vaticano ofreció ser sede del diálogo. “¡Que comience el proceso!”, exclamó el mandatario republicano.
En un mensaje contundente en sus redes sociales, Trump explicó que la conversación con Putin fue “muy positiva” y que ambas naciones iniciarán negociaciones sin intermediarios, dejando afuera a los burócratas de Bruselas, la OTAN y demás titiriteros globalistas. “Solo Rusia y Ucrania conocen los detalles cruciales que nadie más puede comprender”, afirmó Trump, alejándose del intervencionismo que tanto daño ha causado en las últimas décadas.
Pero eso no fue todo: Trump también adelantó que, una vez que termine este “baño de sangre innecesario”, impulsará un acuerdo de libre comercio con Rusia y Ucrania, apostando a la reconstrucción del país invadido y a la generación masiva de empleo y riqueza en ambas naciones. “Rusia quiere comerciar a gran escala con Estados Unidos, y yo estoy de acuerdo”, remarcó.
Desde Moscú, Putin confirmó el llamado telefónico con Trump y agradeció su liderazgo en facilitar el retorno al diálogo. Dijo que su gobierno está dispuesto a firmar un memorándum de paz y destacó que las recientes conversaciones en Estambul marcan un “buen camino” hacia la solución del conflicto.
Mientras el mundo progresista y belicista se desmorona ante esta jugada maestra, Trump vuelve a marcar la agenda global con sentido común, pragmatismo y un objetivo claro: la paz.