
La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó este martes una de las condenas más emblemáticas por corrupción de la historia argentina, dejando sin efecto los últimos intentos de defensa de la condenada Cristina Fernández de Kirchner. La decisión del máximo tribunal no sólo ratifica la sentencia por el robo sistemático de fondos públicos a través de la obra pública en Santa Cruz, sino que también le impone una cifra monumental que deberá devolver al Estado: $84.835.227.378,04.
La cifra corresponde al decomiso ordenado por la Justicia, que calculó el daño concreto causado al erario público durante los mandatos de la expresidente, quien diseñó junto a Lázaro Báez un sistema de saqueo institucionalizado. La Corte, con los votos unánimes de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, también confirmó la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, enterrando cualquier intento futuro de regreso al poder por parte de la jefa del kirchnerismo.
Cristina fue hallada culpable como coautora de administración fraudulenta agravada. Según el fallo, durante sus gobiernos se dictaron decretos, como el DNU 54/2009, hechos a medida para direccionar obras a las empresas de su socio Báez. Se desviaron fondos sin control, se firmaron licitaciones truchas, se pagaron anticipos millonarios por obras inconclusas, y se vació el Estado para enriquecer al círculo íntimo del poder K.
Este fallo histórico marca un antes y un después: es la primera vez en democracia que un expresidente es condenado con sentencia firme por corrupción. Y no se trata de una multa simbólica, sino de una devolución multimillonaria que deberá concretarse a través del embargo y remate de bienes, activos y cuentas de todos los involucrados.
La Corte también sepultó el discurso de “lawfare”: descartó cualquier irregularidad en el proceso y ratificó que la sentencia se apoya en pruebas contundentes y respeto al debido proceso. Se terminó el verso de la persecución política: la condenada fue juzgada y condenada por robarle al pueblo argentino.
A los 71 años, Cristina Kirchner enfrenta ahora el ocaso de su carrera política, sin chances de volver a ocupar cargos públicos y con la posibilidad real de cumplir su condena bajo arresto domiciliario. El kirchnerismo, sin su principal figura, entra en una nueva etapa de debilidad, en medio de la peor crisis de representación que ha tenido en décadas.
La Justicia habló. Y esta vez, no hay relato que alcance para tapar los $84 mil millones robados al Estado.