
En un nuevo capítulo del despilfarro kirchnerista, el gobernador Axel Kicillof decidió tirar millones de pesos del bolsillo de los bonaerenses en “Somos Bonaerenses”, un programa televisivo prácticamente fantasma que no mira nadie. La emisión sale al aire por Canal 9 todos los sábados al mediodía, en un horario donde el rating le da la espalda: apenas 0,3 puntos, lo que equivale a menos de 30.000 hogares en el AMBA.
A pesar del papelón televisivo y la falta total de interés de la audiencia, el programa continúa en pantalla con una producción millonaria que paga el contribuyente. Lejos de ofrecer contenido útil o relevante, cada entrega está plagada de propaganda oficialista: imágenes de obras públicas, discursos del gobernador y un burdo intento de levantar la alicaída imagen de gestión del mandatario kirchnerista.
Mientras miles de bonaerenses sufren la ola de inseguridad, con robos a mano armada, entraderas violentas, asesinatos a plena luz del día y una policía sin recursos, Kicillof decide gastar fortunas en sostener un programa que funciona como vidriera propagandística de su gestión, pero que no le importa ni al militante más fanático.
Con escuelas destruidas, hospitales abandonados y barrios enteros tomados por el delito, el gobernador prefiere invertir en su imagen mediática. El gasto en “Somos Bonaerenses” se suma a una larga lista de prioridades delirantes del kirchnerismo bonaerense, que parece más ocupado en el marketing que en gobernar.
Mientras tanto, el clamor por seguridad, salud y educación sigue siendo ignorado. El show de Kicillof cuesta millones, pero a la gente le cuesta la vida. ¿Hasta cuándo los bonaerenses seguirán financiando el circo del kirchnerismo mientras el caos se adueña de la provincia?