
Una vez más, los docentes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), a través del gremio ADULP, lanzan un paro de 48 horas que se desarrollará este jueves 26 y viernes 27 de junio, acompañado por la llamada Marcha Nacional de Antorchas. Lejos de ser una medida técnica o estrictamente salarial, este paro se inscribe en un plan político coordinado con la Federación Conadu, con el claro objetivo de presionar al gobierno nacional en un contexto electoral y político complicado para el kirchnerismo.
Esta medida de fuerza, lejos de buscar una solución real, termina castigando a los principales afectados: los estudiantes, quienes ven interrumpidas sus clases y la continuidad académica, afectando su formación y futuro. La excusa oficial de reclamar “más presupuesto” y “salarios dignos” no justifica que se interrumpa el derecho básico de los alumnos a estudiar, mientras los docentes, protegidos por un sindicato que parece más preocupado por la confrontación política que por el diálogo, utilizan a la educación como moneda de cambio.
Además, el reclamo se presenta sin haber agotado otras instancias de negociación. ADULP denuncia la falta de paritarias libres y el deterioro salarial, pero esta pelea se da en medio de un contexto donde la política y la demagogia electoral prima sobre la búsqueda de soluciones concretas y responsables para la universidad pública.
El paro y la marcha con antorchas convocada buscan más ruido político que resultados efectivos, y terminan por perjudicar a los jóvenes que ya sufren un sistema educativo deteriorado y sin respuestas. Mientras tanto, el gobierno nacional mira con ambigüedad esta situación y permite que la educación pública siga siendo rehén de intereses gremiales y políticos.
Es hora de que los docentes y sindicatos dejen de usar a los estudiantes como rehenes y prioricen el diálogo serio, responsable y constructivo para no seguir entorpeciendo el desarrollo académico y profesional de toda una generación.