
La inseguridad en La Plata volvió a escalar un nuevo peldaño de violencia con un hecho tan cobarde como alarmante. En la mañana del jueves, un menor de tan solo 15 años fue brutalmente atacado a culatazos por dos delincuentes que lo abordaron en plena vía pública mientras iba al colegio. ¿El botín? Una mochila con útiles escolares. La escena, digna de una película de terror urbano, ocurrió en 83 entre 18 y 19, en el barrio de Altos de San Lorenzo, una zona que el Estado decidió abandonar.
Eran las 6.30 de la mañana y el adolescente caminaba rumbo a su escuela, ubicada en 20 y 85. Nunca imaginó que su rutina diaria terminaría a centímetros de una tragedia. Dos jóvenes delincuentes lo sorprendieron por la espalda y, sin mediar palabra, comenzaron el ataque. Uno de ellos, el más joven y desafiante, sacó un arma de fuego mientras lo increpaba con amenazas. Al intentar defenderse, el estudiante fue reducido a golpes, recibiendo un culatazo brutal en la cabeza.
En medio del pánico, el menor terminó entregando sus pertenencias. Los agresores le robaron la mochila, donde llevaba útiles escolares, ropa y dinero. Luego huyeron a la carrera por calle 19 en dirección a 82, impunes, como si nada hubiera pasado.
La madre del chico radicó la denuncia en la comisaría Octava y tomó intervención la UFI de turno bajo la carátula de “robo agravado por el uso de arma”. Pero más allá del expediente judicial, el episodio refleja el estado terminal de la seguridad en la capital bonaerense: una ciudad donde ya ni los chicos que van al colegio pueden caminar tranquilos.
Vecinos de Altos de San Lorenzo, visiblemente consternados, estallaron de bronca: “Pudo ser una tragedia. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? Queremos seguridad para poder vivir, para que nuestros hijos vuelvan del colegio sin miedo”. Los frentistas aseguran que este tipo de ataques violentos se repiten a diario y denuncian una total ausencia del Estado.
Mientras el gobernador Axel Kicillof sigue mirando para otro lado y el intendente Julio Alak permanece encerrado en su despacho, la vida de los platenses pende de un hilo. El caso del menor golpeado por una mochila escolar es apenas una muestra más del desgobierno y del descontrol absoluto que reina en las calles de La Plata.