
En plena segunda semana de obras en las plazas Italia y Rocha, el centro de La Plata se convirtió en un monumental tapón vehicular que tiene a los trabajadores al borde de la exasperación. Desde el sábado 10 de mayo, las máquinas arrancaron adoquines históricos sin previo aviso ni plan de desvíos claros. El resultado: seis cuadras de autos detenidos a paso de tortuga en las horas pico y colectivos dando vueltas interminables.
La falta de señalización oportuna —aparecida recién cuatro días después de iniciado el asfalto— obligó a automovilistas y vecinos a improvisar rutas llenas de barro. “Salgo a las 6 a. m. y llego a las 8 a. m. por dos cuadras”, se quejó un operario de la zona. Mientras tanto, Julio Alak se regodea en su nuevo proyecto, sin medir el tiempo perdido ni el desgaste de la gente que trabaja para que la ciudad funcione.
El aval judicial que permitió tapar los adoquines sobre avenidas 7, 44 y 60 ignora el patrimonio que estos encarnan y el beneficio hídrico de un pavimento permeable en zona de riesgo. Desde la organización SOS Adoquines Platenses advirtieron durante años: “Quitar adoquines agrava las inundaciones y vulnera la memoria urbana”. La Justicia, sin embargo, autorizó el asfalto irreversible.
El despropósito continúa con la licitación privada N° 40: dos “Tito” eléctricos para patrullar las plazas Italia y Rocha con un presupuesto de $34.141.900, flete y patentamiento incluidos. Un gasto superfluo que repite el misterio de la compra del primer “Tito” en Plaza San Martín, aún sin aclarar en el Concejo Deliberante. Los platenses piden respuestas: ¿de dónde salen esos fondos?
Para colmo, el gobernador Axel Kicillof confirmó su presencia en la reinauguración de Plaza Rocha el viernes 23 de mayo y de Plaza Italia el lunes 2 de junio a las 11 a. m. Todo indica que las lluvias podrían postergar los actos, al igual que retrasan las obras.
El balance final es desolador: caos vial, falta de previsión, derroche de plata y un intendente que prefiere el cemento y el gasto ostentoso antes que la eficiencia y el diálogo con el vecino. En La Curva Diario lo advertimos: la verdadera prioridad de Alak no es el platense trabajador, sino la burocracia que lo sustenta.