
Otra noche de pesadilla en la ciudad gobernada por Julio Alak, donde la inseguridad no da tregua.
Una jubilada de 85 años y su hija de 49 vivieron un verdadero calvario durante la madrugada del martes en el barrio La Loma, cuando una banda de al menos cuatro delincuentes armados ingresó con total impunidad a su vivienda, las redujo con extrema violencia y les robó todos sus ahorros, joyas y objetos personales de gran valor sentimental.
El brutal asalto ocurrió minutos antes de las 3 de la madrugada en una casa ubicada en 26 entre 47 y 48. Madre e hija dormían cuando escucharon ruidos en el techo. Era la banda delictiva que, sin ningún tipo de escrúpulo, había trepado para ingresar por el patio. Vestidos de negro, encapuchados y armados, irrumpieron en la vivienda como si nada, con total desprecio por la vida de sus víctimas.
Uno de los delincuentes se abalanzó sobre la jubilada, le tapó la boca y la tomó del cuello, mientras otro la amenazaba con una tijera. La hija, que dormía en otra habitación, fue arrastrada hasta la cocina, donde las mantuvieron retenidas mientras saqueaban el hogar.
Durante varios minutos, los ladrones revolvieron cada rincón de la casa. Rompieron muebles, tiraron cajones y exigieron, entre amenazas, que les entregaran el dinero. Finalmente se llevaron 1.600 dólares, alhajas de oro y pertenencias personales cargadas de valor emocional.
Antes de escapar, los delincuentes ataron de pies y manos a ambas mujeres con bolsas de nylon. Recién dos horas después, cerca de las 5:30, lograron liberarse por sus propios medios. La Policía Bonaerense llegó tras el llamado de las víctimas, pero —como es costumbre en la provincia de Kicillof— hasta el momento no hay ni un solo detenido.
La zona quedó conmocionada y los vecinos, indignados. No es el primer hecho de este tipo en La Loma, un barrio que supo ser tranquilo y hoy es otro punto más en el mapa del abandono estatal. Mientras Julio Alak hace campaña y el kirchnerismo sigue negando la realidad, los platenses tienen que dormir con miedo o directamente no dormir.
En la ciudad donde gobierna el mismo peronismo de siempre, el que le soltó la mano a la gente, la violencia y el crimen siguen ganando terreno.