
La inseguridad en La Plata sigue fuera de control, y esta vez las víctimas fueron dos jubilados indefensos, que fueron atacados brutalmente en su propia casa por una banda de delincuentes que actuó con total impunidad y violencia. El hecho ocurrió el lunes por la noche en el Barrio Hipódromo, una zona cada vez más golpeada por la ola delictiva que el kirchnerismo local no logra –o no quiere– frenar.
Según confirmaron fuentes policiales, al menos tres ladrones irrumpieron en una vivienda ubicada en la calle 37, entre Boulevard 83 y 119, justo cuando el matrimonio de adultos mayores tomaba el té, luego de cenar. Los delincuentes entraron por el frente de la casa sin forzar cerraduras, lo que hace sospechar que tenían información previa sobre el lugar y sus moradores.
Una vez adentro, los atacantes amenazaron a los jubilados, los encerraron en una habitación y comenzaron a revolver cada rincón en busca de algo muy específico. Con un nivel de violencia inusitada, destrozaron la cocina, dejando claro que sabían perfectamente lo que estaban buscando.
El botín fue millonario: se llevaron nada menos que US$10.000, $3 millones en efectivo, una daga de plata de 56 centímetros, una lapicera de oro, joyas de alto valor y hasta herramientas eléctricas. Todo mientras las víctimas, de 83 y 79 años, permanecían encerradas y bajo vigilancia de los delincuentes.
A pesar del despliegue policial posterior, los ladrones escaparon sin dejar rastros. La causa fue caratulada como “robo agravado por escalamiento y privación ilegítima de la libertad”, pero hasta ahora no hay detenidos. Interviene la fiscalía de turno, que analiza cámaras de seguridad y testimonios de vecinos.
El relato del hombre de 83 años fue clave para reconstruir lo ocurrido: los delincuentes sabían dónde buscar, actuaron con precisión quirúrgica y apuntaron directamente a los ahorros guardados en la cocina. Todo indica que hubo un entregador, alguien del entorno cercano que filtró información.
Una vez más, los jubilados bonaerenses quedan expuestos, sin protección del Estado. Mientras Axel Kicillof y Julio Alak hacen campaña, la gente honesta y trabajadora sufre en carne propia el avance del delito.