
La inseguridad no da tregua en La Plata y, esta vez, el epicentro del caos volvió a ser Los Hornos. Vecinos alertaron el intento de usurpación de un terreno en 55 y 150, donde un centenar de personas irrumpió con intenciones claras de ocupar el predio, generando un clima de máxima tensión en la zona. El recuerdo de la megatoma de 2020 sigue fresco en la memoria de los platenses, que no quieren revivir el infierno de la delincuencia, la violencia y la degradación urbana que provocan estos asentamientos ilegales.
Al grito de “no queremos otra megatoma”, los vecinos hicieron sonar el teléfono de la comisaría Tercera y del Comando de Patrullas de La Plata. La Policía llegó rápidamente al lugar y logró detener a cinco personas, mientras que otros 40 fueron identificados en el operativo. Sin embargo, esto no alcanzó para disuadir a los usurpadores: caída la noche, las fogatas seguían encendidas, los gritos y las corridas mantenían la tensión y el miedo en la zona.
Los vecinos no solo temen por sus propiedades, sino por la seguridad misma del barrio. Saben que detrás de cada toma se esconde un caldo de cultivo para el narcotráfico, la delincuencia y el descontrol total. La experiencia de la megatoma de Los Hornos en 2020 es una muestra de ello: en aquel entonces, la inacción política permitió que se consolidara un asentamiento que hoy es tierra de nadie, un foco permanente de inseguridad donde la ley no existe.
Desde hace años, las tomas en La Plata avanzan con total impunidad, alentadas por dirigentes y movimientos que usan la necesidad de algunos para esconder negocios oscuros. Mientras tanto, los ciudadanos de bien quedan atrapados entre la pasividad del Estado y la violencia de quienes usurpan tierras sin importar el daño que causan.
El reclamo de los vecinos es claro: basta de tomas, basta de inseguridad y basta de mirar para otro lado. La Plata necesita orden, presencia estatal y justicia para que la ciudad deje de ser rehén de los delincuentes y recuperemos el derecho a vivir en paz.