
Los comerciantes no dan más: “Vivimos con miedo y nadie hace nada”
La ola de inseguridad en La Plata no da tregua. Mientras el intendente kirchnerista Julio Alak se pasea por actos protocolares, los vecinos y comerciantes viven en estado de alerta permanente. Esta vez, el epicentro del delito fue una peluquería ubicada en plena Avenida 44, entre 9 y 10, a tan solo metros de Plaza Italia y de un colegio privado, donde en la madrugada de este miércoles se vivió un nuevo y lamentable episodio de vandalismo y robo.
Delincuentes aprovecharon la oscuridad y la falta total de presencia policial para actuar con impunidad: barretearon dos puertas, ingresaron al local y se alzaron con un parlante, un posnet de Mercado Pago, un neceser con maquillajes y una caja registradora que, por suerte, estaba vacía. A pesar de que el botín no fue millonario, el daño emocional y el miedo que dejó el hecho son irreparables.
“Gracias a una señora que trabaja en el San Luis que vio la puerta abierta, se dio aviso a la policía. Hasta que llegamos, dejaron una consigna en la puerta”, relató con angustia la dueña del comercio, quien, como tantos otros vecinos de la zona, ya no sabe cómo protegerse. “Las pérdidas materiales se reponen, pero vivir con esta sensación constante de inseguridad no se aguanta más”, lamentó.
La zona de Plaza Italia, históricamente transitada y con fuerte presencia comercial, se ha convertido en un blanco fácil para los delincuentes. Comerciantes de los alrededores aseguran que ya no pueden trabajar tranquilos y que, pese a las promesas del gobierno municipal, no se ven resultados. “Esto pasa todos los días. Hoy fue esta peluquería, mañana podemos ser cualquiera de nosotros”, denunció un frentista de la zona.
Mientras tanto, la gestión de Julio Alak brilla por su ausencia. Con una ciudad cada vez más sucia, abandonada y tomada por el delito, la única certeza es que el ciudadano común quedó librado a su suerte. ¿Hasta cuándo van a seguir mirando para otro lado? ¿Cuántos robos más tienen que ocurrir para que reaccionen?
La inseguridad en La Plata es un grito desesperado que el poder político decidió no escuchar.