
El presidente Javier Milei volvió a demostrar que su plan de estabilización está funcionando, y lo hizo con el estilo que lo caracteriza: directo, desafiante y sin filtro. El INDEC publicó que la inflación de abril fue del 2,8%, el número más bajo en casi dos años, y el libertario salió con los tapones de punta contra todos los que querían verlo fracasar.
Mientras los economistas del establishment, periodistas militantes y medios tradicionales tiraban estimaciones alarmistas de entre el 5% y el 7%, el dato oficial los dejó en ridículo. “Varios sicarios con micrófono y econochantas decían que la inflación se iba a disparar. El dato: 2,8%. ¡Boom!”, escribió Milei en su cuenta de X, exultante.
El presidente no se guardó nada. Arremetió contra Sofía Diamante, periodista de La Nación, a quien acusó de errarle siempre “para el mismo lado”, alineada con los intereses de la Cámara Argentina de la Construcción, uno de los núcleos duros del viejo régimen prebendario. También exigió al diario fundado por Mitre que “muestren decencia” y se disculpen públicamente por su tapa del 16 de abril, donde pronosticaban una inflación de entre 4 y 5 puntos tras la salida del cepo.
Milei no perdona. En medio de internas con el macrismo y luego del revés en Diputados por Ficha Limpia, el presidente volvió a marcar la cancha con una cifra que aplasta el relato catastrofista de los que quieren que la Argentina siga siendo el feudo de los parásitos estatales.
A pura euforia, Milei celebró junto a su tropa virtual, arengando a los libertarios a “armar el archivo de mandriles” con los errores de los analistas de siempre. Con un plan de ajuste inédito, déficit cero y una emisión totalmente frenada, la inflación no solo baja: se desploma.
Mientras Kicillof sigue fundiendo la Provincia con gasto y sueldazos, Milei baja la inflación sin anestesia y empieza a sepultar el modelo empobrecedor del kirchnerismo. El León rugió, y el 2,8% lo consagra como el papá de la inflación.