Mientras los vecinos de La Plata viven en estado de sitio por la creciente ola de inseguridad, el intendente kirchnerista Julio Alak despilfarra $4.599.555.912 en maquillar la Plaza San Martín en pleno año electoral. La gente ya no aguanta más y el miedo se ha instalado en cada rincón de la ciudad. Salir a la calle se ha convertido en un deporte de alto riesgo y, mientras tanto, Alak sigue jugando al urbanista de lujo, como si la inseguridad fuera solo un rumor y no una realidad que desangra a la ciudad.

La situación es insostenible. En los últimos días, agrupaciones vecinales han elevado un petitorio urgente exigiendo medidas concretas para frenar el avance de la delincuencia. Los reclamos incluyen mayor presencia policial en los barrios, patrullajes constantes y comisarías que no estén desbordadas. Sin embargo, desde el municipio y la Provincia de Buenos Aires, gobernada por el kirchnerista Axel Kicillof, miran para otro lado y dejan a los vecinos a la deriva.
“Estamos cansados de vivir con miedo. Salimos a trabajar y no sabemos si volvemos. La policía no aparece y cuando llamamos, nadie responde”, lamentan los frentistas, quienes han elaborado un “mapa de calor” con las zonas más peligrosas de la ciudad. Según denuncian, la expansión urbana de La Plata ha dejado en evidencia la total ineficiencia del sistema de seguridad: las zonas de patrullaje son obsoletas y los delincuentes se mueven con total impunidad.
El petitorio también reclama la modernización y ampliación de las comisarías, que se encuentran colapsadas y sin recursos para enfrentar el crimen. Mientras tanto, Alak prefiere gastar miles de millones en obras cosméticas, priorizando su campaña política en lugar de ocuparse de la seguridad de los platenses. Como si los vecinos pudieran caminar tranquilos por la Plaza San Martín recién pintada, cuando a pocas cuadras no pueden ni esperar el colectivo sin temor a ser asaltados.
Resulta casi una burla que mientras los platenses viven con el corazón en la boca cada vez que salen de sus casas, Alak esté más preocupado por el color de los bancos de plaza que por el blindaje de la ciudad contra la delincuencia. La inversión en seguridad brilla por su ausencia, pero el maquillaje urbano avanza a pasos agigantados, dejando en claro cuáles son las prioridades del intendente.
Los vecinos ya se cansaron y no descartan nuevas movilizaciones si no hay respuestas inmediatas. La Plata es tierra de nadie y el kirchnerismo es el principal responsable. Y mientras la inseguridad sigue cobrándose víctimas, Alak sigue embelleciendo plazas como si eso fuera a devolverle la tranquilidad a los platenses.