
El Gobierno de Javier Milei anunció un ambicioso plan de reconstrucción energética por más de USD 6.600 millones, que será financiado íntegramente por el sector privado y sin costo para los contribuyentes. Las obras apuntan a modernizar la red de transporte eléctrico en todo el país, acabar con los cortes de luz y revertir el colapso estructural heredado tras décadas de despilfarro y corrupción estatal.
El modelo elegido por el Ministerio de Economía es el de concesión privada: las empresas adjudicatarias construirán y operarán la infraestructura, y recuperarán su inversión mediante un cargo en la tarifa que se aplicará solo después de finalizadas y habilitadas las obras. Es decir, sin anticipos, sin subsidios y sin cargarle un peso al Estado ni al bolsillo de los argentinos durante el proceso.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, explicó que el ministro Luis “Toto” Caputo firmará una resolución para declarar a estas obras como prioritarias, permitiendo acelerar los plazos administrativos. Se construirán estaciones transformadoras de 500 kilovoltios y más de 5.600 kilómetros de nuevas líneas de transmisión, lo que representa un salto del 38% en la infraestructura energética nacional.
El colapso actual del sistema eléctrico es una consecuencia directa del “populismo energético” kirchnerista, que durante 20 años regaló tarifas ficticias mientras abandonaba por completo el mantenimiento de la red. Solo en subsidios se dilapidaron más de USD 150.000 millones, cubiertos con emisión y deuda, en vez de invertir los USD 30.000 millones que realmente se necesitaban para infraestructura.
El resultado fue previsible: apagones masivos, usuarios electrodependientes en riesgo, ascensores paralizados, caos vehicular y un sistema saturado. Como prueba de ese abandono, la última obra de alta tensión en el AMBA data de 2006. En los últimos seis años apenas se ejecutó el 38% de las obras necesarias.
El gobierno libertario da así un paso clave para cortar con los vicios del pasado y dar una solución de fondo: inversión privada, reglas claras, eficiencia, y una red eléctrica moderna que acompañe el crecimiento del país. Una vez más, Milei pone orden donde reinaba el caos.