
Mientras la provincia de Buenos Aires se hunde cada vez más en la inseguridad, el desempleo y el colapso de los servicios básicos, el gobernador Axel Kicillof sigue demostrando que sus prioridades están lejos de los problemas reales de los bonaerenses. En las últimas horas, el Boletín Oficial publicó una resolución escandalosa: el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica transfirió nada menos que $16.843.200 a la Municipalidad de Ensenada para financiar un carnaval… que ya terminó hace más de un mes.
Sí, leyó bien. El evento denominado “13º Carnaval de la Región”, realizado los días 1, 2 y 3 de marzo, recibió esta descomunal suma en concepto de “aporte no reintegrable”, es decir, plata regalada por el Estado, mientras vecinos de la Provincia viven encerrados por miedo, sin patrulleros, con hospitales colapsados y escuelas que se caen a pedazos.

El Gobierno de Kicillof se jacta de “fomentar el desarrollo productivo local”, pero parece entender por desarrollo el desfile de comparsas y batucadas, en lugar de invertir en cámaras de seguridad, iluminación pública o infraestructura crítica. En un contexto de ajuste nacional, donde cada peso cuenta, la Provincia regala casi 17 millones de pesos para un evento de entretenimiento que ya se hizo, en un municipio gobernado por Julio Alak, uno de sus aliados más cercanos.
¿Dónde están las prioridades? ¿Dónde está la indignación de quienes dicen defender “los derechos de los bonaerenses”? La plata aparece como por arte de magia cuando se trata de festivales, recitales o carnavales, pero no cuando una familia pierde todo por un robo o cuando un médico trabaja sin insumos.
Esta transferencia es un símbolo del desquicio administrativo de un gobierno que derrocha recursos mientras la Provincia arde. Los bonaerenses no necesitan fiestas, necesitan seguridad, trabajo y servicios. Pero parece que, para Kicillof, la política del bombo vale más que la vida de la gente.