
En un nuevo escándalo de despilfarro político, el gobernador Axel Kicillof firmó el Decreto N° 639/2025, mediante el cual oficializa el desdoblamiento de las elecciones provinciales, una jugada que le costará $57 mil millones al pueblo bonaerense. ¿La razón? No es técnica ni logística. Es pura y exclusivamente una estrategia de poder para intentar perpetuarse, separándose de las elecciones nacionales donde Javier Milei arrasa en las encuestas.
Mientras miles de bonaerenses no llegan a fin de mes, con hospitales colapsados, escuelas en ruinas y rutas destrozadas, Kicillof prefiere tirar a la basura una montaña de plata para asegurarse un escenario electoral más cómodo. En lugar de unificar los comicios con los nacionales —como se hizo en otras ocasiones para ahorrar recursos— el gobernador opta por duplicar el gasto, obligando a los ciudadanos a pasar por las urnas dos veces y a financiarle el circo político con su esfuerzo y sus impuestos.
El decreto publicado en el Boletín Oficial confirma lo que ya era un secreto a voces: Kicillof teme competir contra el fenómeno Milei, y necesita aislar las elecciones bonaerenses para evitar que el efecto arrastre lo arrase. Pero no lo hace con su plata. Lo hace con la tuya, la mía, la de todos los trabajadores honestos que sostienen esta provincia a pulmón.
Lo más indignante es que esta medida se toma en un contexto de crisis económica, recesión y ajuste. Pero para los privilegios de la casta política, siempre hay fondos disponibles. Mientras tanto, las PyMEs cierran, los comerciantes ahogan en impuestos y los bonaerenses ven cómo su calidad de vida se deteriora día a día.
Axel Kicillof vuelve a demostrar que gobierna para sus ambiciones personales y para el aparato kirchnerista, no para la gente. El desdoblamiento no es una necesidad democrática: es una jugada sucia para intentar salvar su pellejo político, sin importar el precio que pague el pueblo.