
La economía argentina registró en abril de 2025 un crecimiento interanual del 8%, de acuerdo con el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) elaborado por la consultora Econométrica en base a los datos oficiales del INDEC. Se trata del mayor crecimiento mensual en los últimos años y confirma el giro de 180 grados que está protagonizando la economía nacional bajo el gobierno del presidente Javier Milei.
El dato consolida una tendencia positiva que se inició en septiembre de 2024, luego de haber tocado fondo por la herencia de crisis estructural, déficit y desorden que dejó el kirchnerismo. Desde enero de este año, la actividad económica ya había registrado avances notables: 6,7% en enero, 6,0% en febrero y 5,6% en marzo. Pero abril rompió todos los pronósticos con un salto al 8%, lo que posiciona a Argentina como una de las economías de mayor crecimiento a nivel mundial en 2025.
Este repunte no es casual. Es el resultado directo de las reformas profundas implementadas por Milei desde su asunción en diciembre de 2023: ajuste fiscal real, reducción del gasto público, freno total a la emisión monetaria, liberación de precios y mercados, simplificación tributaria y un ambicioso plan de desregulación que terminó con décadas de intervencionismo y clientelismo estatal.
A su vez, la inflación –que en 2023 había rozado el 300% anual durante los últimos meses del gobierno de Alberto Fernández y la condenada Cristina Kirchner– hoy se ubica en niveles cercanos al 2% mensual y continúa en baja. La estabilización macroeconómica, junto con la consolidación fiscal, disparó la confianza de los mercados, fomentó el consumo y atrajo inversiones reales en sectores clave como energía, minería, agroindustria y servicios.
Organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE coinciden con la lectura de Econométrica. Todos proyectan un crecimiento del PBI argentino en torno al 5% para este año, destacando al país como un “caso de éxito” en una región marcada por la desaceleración y la incertidumbre política.
El modelo libertario funciona, y los datos empiezan a reflejarlo: menos Estado, más libertad y más crecimiento.