
La escena fue tan brutal como indignante. Una adolescente de 16 años terminó hospitalizada tras ser atropellada por un imprudente que jugaba con su moto como si la calle fuera un circuito de acrobacias. El hecho ocurrió este jueves a la salida de la Escuela N° 61 de Ángel Etcheverry, en las calles 52 y 235, frente a decenas de alumnos y docentes que aún no salen del estupor.
El motociclista, un joven de 21 años a bordo de una Honda Twister, no tuvo mejor idea que levantar la rueda delantera en plena calle —la clásica maniobra conocida como wheelie o “willy”— justo cuando los chicos salían del colegio. Fue ahí cuando embistió sin miramientos a la estudiante, que cayó al suelo con cortes en la cara y un fuerte golpe en la pierna izquierda.
El accionar irresponsable de este sujeto no solo puso en peligro la vida de la adolescente, sino que dejó al descubierto una problemática que los vecinos vienen denunciando hace tiempo: la calle como pista de exhibición de personajes que creen que andar en dos ruedas los convierte en estrellas.
Rápidamente llegó al lugar personal del Subcomando Patrullas Oeste, que encontró a la joven tirada en el asfalto. Fue atendida por el SIES Móvil 22 bajo la supervisión del Dr. Martín y trasladada al Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero. Afortunadamente, los médicos informaron que se encuentra fuera de peligro, aunque con heridas que necesitarán seguimiento.
El barrio, harto de la impunidad
Vecinos de la zona no tardaron en estallar de bronca. “Esto pasa todos los días. Andan a los gritos, sin casco, haciendo willy como si fuera gracioso. Hoy le tocó a una nena, mañana puede ser peor”, relató con indignación una madre que estaba en la puerta del colegio.
La situación es repetida y predecible. La falta de controles, la ausencia de patrullaje constante y la pasividad de las autoridades locales convierten a la zona escolar en un lugar de alto riesgo. Mientras tanto, el autor del hecho fue demorado, aunque resta saber si la Justicia realmente tomará cartas en el asunto o lo dejará ir como si nada.
Una vez más, la negligencia al volante y el desprecio por la vida ajena golpean a La Plata.