
Este jueves, el kirchnerismo platense vuelve a montar un show con la reapertura de Plaza Italia, luego de una obra de remodelación que demandó casi $2.000 millones de pesos del bolsillo de los contribuyentes. La plaza estuvo cerrada durante más de un año y finalmente será inaugurada con bombos y platillos por el gobernador Axel Kicillof y el intendente Julio Alak, en una puesta en escena más propia de una campaña electoral que de una verdadera gestión de gobierno.
El costo total de la remodelación ascendió a $1.992.944.866,25, según datos oficiales, y fue adjudicado a la empresa Rol Ingeniería S.A., otra contratista amiga del poder que se beneficia del manejo discrecional de fondos públicos. En lugar de destinar esos recursos a resolver los problemas reales de los platenses —como la inseguridad descontrolada, las calles destruidas o la ausencia total de obras en los barrios abandonados—, Alak y Kicillof prefieren maquillar el centro para la foto.
La obra incluyó la instalación de nuevas baldosas, la reubicación de farolas patrimoniales, algunas plantas, juegos infantiles reacondicionados y un vehículo eléctrico apodado “Tanito” para la “seguridad”. Mientras tanto, en los barrios, las patrullas brillan por su ausencia, los vecinos viven con miedo y circular por las calles es una odisea entre baches, pozos y falta de iluminación.
El festejo no termina ahí: el sábado se hará un festival musical desde las 15:00 con shows, ballet y DJ en plena plaza. Todo financiado con recursos públicos en un contexto donde los hospitales colapsan, las escuelas están en ruinas y los vecinos claman por soluciones concretas.
La reapertura de Plaza Italia llega también con la promesa de habilitar el tránsito en las inmediaciones, cerrado desde hace un mes por obras de asfaltado que reemplazaron los tradicionales adoquines. Es decir, más gasto, más desvío de fondos y menos soluciones reales para una ciudad que sufre el abandono sistemático de sus autoridades.
En definitiva, otro capítulo del “pan y circo” kirchnerista, donde lo que importa es la foto, el acto político y la propaganda. Mientras tanto, los platenses siguen pagando la fiesta.