
En una decisión largamente esperada por los argentinos de bien, el Gobierno nacional anunció una profunda reforma migratoria que busca poner orden en las fronteras y terminar con los privilegios que, durante años, gozaron los inmigrantes ilegales gracias al Plan Patria Grande del kirchnerismo.
El anuncio será encabezado por el vocero presidencial y candidato en CABA, Manuel Adorni, y representa un verdadero quiebre con la política migratoria de las últimas dos décadas. La Argentina dejará de ser el país donde cualquiera entra, se queda, y accede a salud, educación y documentos sin aportar absolutamente nada.
Entre los principales puntos de la reforma se destacan:
- Cobro por la atención médica en hospitales públicos a extranjeros no residentes, con excepción de emergencias, como ocurre en la mayoría de los países serios.
- Endurecimiento de los requisitos para acceder al DNI argentino, poniendo fin al otorgamiento automático que el kirchnerismo usaba para inflar su base electoral.
- Nuevas figuras penales para los extranjeros que cometan delitos, que permitirán su deportación inmediata y la prohibición de reingreso al país.
- Refuerzo de los controles migratorios, con más tecnología, inteligencia y presencia en las fronteras, para impedir el ingreso de personas con antecedentes o sin documentación en regla.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue categórica al respecto: “Delincuente, afuera. El que viene a trabajar, estudiar y aportar, bienvenido. Pero se terminó la Argentina donde cualquiera podía cruzar la frontera, instalarse y vivir gratis del Estado argentino”.
Esta reforma, que ya había sido anticipada por Javier Milei en su discurso de apertura de sesiones ordinarias, es una respuesta directa al colapso generado por el Plan Patria Grande, una política kirchnerista que promovió la inmigración descontrolada desde países limítrofes, facilitando el acceso gratuito a servicios esenciales a miles de personas que nunca aportaron ni un solo peso al sistema.
Mientras los argentinos esperan horas en hospitales saturados o luchan por una vacante en una escuela pública, el kirchnerismo garantizaba salud, educación y subsidios a extranjeros ilegales como si fueran ciudadanos plenos. Esa distorsión perversa llega hoy a su fin.
Con esta reforma migratoria, el Gobierno de Javier Milei devuelve la dignidad a los argentinos, protege al contribuyente y cierra la puerta a quienes vienen a delinquir o a vivir de arriba. Se terminó el viva la pepa progresista. Empieza la Argentina del orden, la ley y el mérito.