El intendente kirchnerista Julio Alak y el gobernador kirchnerista Axel Kicillof lo hicieron de nuevo: mientras la ciudad de La Plata se cae a pedazos, con el 70% de su asfalto vencido y calles llenas de baches, ellos decidieron derrochar 18.000 dólares en un “patrullero” que solo puede circular por las veredas de la Plaza San Martín. Una compra absurda, insultante y propia de funcionarios alejados de la realidad de los platenses.

El mini auto eléctrico, de la marca Coradir y bautizado “Tito”, fue presentado con bombos y platillos en la inauguración de las remodelaciones de la histórica plaza. Pero lejos de ser una medida efectiva para combatir la inseguridad, este vehículo es una completa farsa. No tiene capacidad de persecución, no puede salir de la plaza porque no está preparado para la calamitosa situación de las calles platenses y solo servirá para que un conductor lo maneje a paso de hombre mientras el delito sigue descontrolado.
En una ciudad donde los vecinos sufren robos a plena luz del día, entraderas y motochorros impunes, el kirchnerismo decide gastar millones en un juguete para la foto en lugar de invertir en policías, patrulleros reales y seguridad de verdad. Como si fuera poco, el auto reemplazará a la Guardia Urbana de Prevención (GUP), un grupo de agentes comunales que, al menos, monitoreaban las cámaras y tenían presencia efectiva en el lugar. Ahora, con esta ridícula compra, todo queda reducido a un carrito eléctrico que no podrá hacer nada en caso de un robo.
Mientras el gobernador Kicillof y el intendente Alak siguen derrochando el dinero de los contribuyentes en medidas inútiles, los platenses deben seguir conviviendo con el abandono, la inseguridad y la falta total de gestión. Esta vergonzosa compra es solo otro recordatorio de lo que el kirchnerismo realmente piensa de los ciudadanos: solo son excusas para seguir despilfarrando recursos en circo y propaganda.