
El Gobierno de Axel Kicillof sigue ajustando el cinturón de los bonaerenses y ahora va por el agua. A partir del 1° de agosto, los vecinos de La Plata y la región deberán enfrentar un nuevo tarifazo en el servicio de agua potable y cloacas que presta ABSA. La suba fue oficializada este martes en el Boletín Oficial mediante una resolución del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, bajo la excusa de “mantener el equilibrio económico-financiero” de la empresa estatal.
Con este nuevo aumento, el metro cúbico de agua pasará de costar $163,48 a $177,50, lo que representa un incremento del 8,5%. Esta actualización tarifaria, que aplica tanto al servicio medido como al no medido, se da en el marco de un mecanismo cuatrimestral que el propio Kicillof habilitó vía decreto en diciembre del año pasado. Es decir que, con la excusa de la inflación que su propia gestión no logra controlar, el gobierno provincial ya tiene la vía libre para seguir ajustando tarifas cada cuatro meses.
El ajuste tiene en cuenta el índice de salarios y el índice de precios internos al por mayor, pero no contempla la realidad de los vecinos, que cada vez hacen más malabares para pagar los servicios básicos. Mientras la inflación no da tregua y los salarios siguen perdiendo frente a la suba de precios, Kicillof sigue mirando para otro lado y aprueba aumentos que golpean directo al bolsillo de la clase media y trabajadora.
En La Plata, donde el servicio de ABSA ya es cuestionado por su mala calidad, con pérdidas, baja presión y cloacas colapsadas, la bronca crece. Los usuarios sienten que pagan cada vez más por un servicio que no mejora y que solo sirve para financiar una empresa deficitaria sostenida por el propio Estado provincial.
Otra vez, el ajuste recae sobre los que trabajan, mientras el gobernador sigue sin ofrecer soluciones estructurales. El agua, que debería ser un derecho básico, se transforma en un lujo que pocos pueden pagar cómodamente en la provincia que gobierna el kirchnerismo.