
En un nuevo aniversario del atentado terrorista contra la AMIA, que en 1994 dejó 85 muertos y más de 300 heridos, el presidente de la mutual israelita, Osvaldo Armoza, encabezó un acto cargado de reclamos por justicia, memoria y advertencias sobre el avance iraní en América Latina. El presidente Javier Milei acompañó el acto junto a su gabinete, mostrando un respaldo institucional que no se había visto en años.
Armoza fue contundente al responsabilizar a Irán y Hezbollah como autores intelectuales y materiales del atentado, señalando que la justicia argentina ya probó ese vínculo. Sin embargo, también denunció la complicidad del poder político y judicial que, tras 31 años, aún no esclareció los detalles fundamentales del ataque. “Después de tanto tiempo, la incertidumbre es inaceptable”, reclamó Armoza, exigiendo a los jueces y fiscales que se activen de una vez por todas.
Uno de los puntos más fuertes del discurso fue la preocupación por la presencia creciente de células iraníes en la región. Armoza denunció la infiltración iraní en América Latina y la falta de reacción de gobiernos complacientes con estos intereses oscuros. No casualmente, también mencionó el acuerdo militar firmado entre Irán y Bolivia como un grave riesgo para la seguridad continental.
En este marco, la postura del gobierno argentino contrasta con la pasividad de los últimos años. Armoza celebró que la Argentina, bajo la conducción de Javier Milei, “haya tomado la decisión de pararse en el lugar correcto de la historia”. La firme defensa de Israel, el rechazo al terrorismo islámico y el apoyo explícito al combate contra Hezbollah y sus aliados regionales marcan un claro cambio de rumbo.
Milei ha sostenido desde el inicio de su mandato una relación privilegiada con Israel y Estados Unidos, alineando a la Argentina con el mundo libre en la lucha contra el terrorismo internacional. Además, el gobierno ya manifestó su intención de declarar a las Fuerzas Quds de Irán como organización terrorista, algo que sería un paso clave para endurecer la política de seguridad.
Mientras tanto, la deuda pendiente sigue siendo la justicia. El presidente de la AMIA también pidió que se destrabe la causa por la muerte de Alberto Nisman, asesinado tras denunciar el pacto espurio con Irán que el kirchnerismo intentó concretar. “¿También deberán pasar 30 años para saber quién lo mató?”, interpeló Armoza.
La memoria sigue viva, la justicia sigue ausente, pero al menos ahora la Argentina tiene un gobierno que eligió de qué lado estar.