
La Justicia avanza sin freno contra el ex presidente: se ratifica la validez de las pruebas digitales y se cae su intento desesperado por sacar al juez que lo investiga por violencia de género contra Fabiola Yáñez.
Alberto Fernández sigue acumulando fracasos en los tribunales. En las últimas horas, la Justicia Federal volvió a darle la espalda al ex presidente y confirmó que su causa por violencia de género sigue firme rumbo al juicio oral. En una jornada nefasta para el golpeador kirchnerista, la Cámara Federal rechazó dos pedidos clave de su defensa: uno para destruir pruebas digitales y otro para sacar al juez que lo investiga.
El primer golpe vino desde la Sala II de la Cámara Federal, que ratificó la importancia de preservar toda la evidencia extraída de los dispositivos electrónicos incautados durante el allanamiento a la lujosa torre de Puerto Madero donde vive Fernández. La defensa había exigido que se eliminara el contenido obtenido en el peritaje, pero los jueces fueron claros: la trazabilidad de la prueba es clave y no se toca. Los peritos aún están analizando mensajes de texto, WhatsApp y Telegram entre Fernández, Yáñez y la madre de esta última. ¿Qué buscan? Pruebas del maltrato físico y psicológico contra la ex primera dama.
Pero eso no fue todo. También se confirmó que esta misma evidencia será clave en la causa de los “Seguros truchos”, que también involucra al ex mandatario por maniobras oscuras con pólizas y retornos millonarios. Es decir: el material digital podría hundir a Fernández en dos causas penales.
El segundo revés judicial llegó con la negativa al pedido de recusación del juez Julián Ercolini. Fernández, acorralado, quiso sacarlo de la causa argumentando una supuesta “enemistad manifiesta”, pero el Tribunal de Apelaciones lo desarmó en segundos. El juez Eduardo Farah fue tajante: los argumentos eran “tardíos e intempestivos”, y la recusación fue rechazada de plano.
Con la causa por violencia de género confirmada, las pruebas firmes y los jueces decididos a avanzar, Alberto Fernández se encamina a su propio juicio oral. Mientras tanto, en el kirchnerismo reina el silencio: ni una palabra para defender al golpeador que supo ser la cara visible del “Estado presente”. ¿Cuánto más podrá resistir sin terminar preso el ex socio político de la condenada Cristina Kirchner?