
El gobierno de Javier Milei vuelve a poner el foco en una de las grandes estafas silenciosas del sistema: los colegios profesionales obligatorios, estructuras arcaicas que viven de exprimir a miles de trabajadores con cuotas compulsivas y una burocracia inútil. A través de un proyecto presentado por la diputada libertaria Marcela Pagano, La Libertad Avanza impulsa la eliminación de la matrícula obligatoria, desmantelando así uno de los tantos feudos intocables que funcionaron como cajas políticas durante décadas.
La iniciativa propone reemplazar el sistema de colegiación forzada por un Registro Nacional de Profesionales bajo la órbita del Ministerio de Capital Humano. Fin de las cuotas, fin del negocio. Los colegios profesionales, desesperados, salieron a defender su statu quo, argumentando que cumplen funciones “éticas”, de “control” y “formación continua”, cuando en la práctica se han convertido en sellos de goma que persiguen a quienes no pagan, sin aportar nada al ejercicio real de la profesión.
Como era de esperarse, las entidades salieron a gritar. La Confederación General de Profesionales y la Coordinadora de Cajas de Previsión denunciaron una supuesta “intromisión” del gobierno nacional, cuando en realidad se trata de una política de desregulación que devuelve la libertad a los trabajadores. ¿Qué temen? ¿Que los profesionales se liberen de sus cadenas?
El proyecto elimina la capacidad recaudatoria, regulatoria y sancionatoria de estos entes, que durante años vivieron del esfuerzo ajeno. También obliga a entregar sus bases de datos al nuevo registro, terminando con la discrecionalidad y el manejo oscuro de la información.
Mientras Milei propone cortar con décadas de burocracia ineficiente, desde los colegios médicos, de abogados, ingenieros y demás, se refugian en discursos apocalípticos que sólo buscan mantener sus privilegios. Hablan de mala praxis, de salud pública, de inseguridad jurídica, pero se callan sobre la cantidad de profesionales perseguidos por no pagar una cuota o por no someterse al control de camarillas corporativas.
Este es un nuevo capítulo en la lucha de Javier Milei contra los curros del sistema. Y los colegios profesionales no son más que otro kiosco que empieza a cerrar.