
La Justicia volvió a poner en su lugar a uno de los emblemas del kirchnerismo más oscuro. La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena contra Guillermo Moreno, el exsecretario de Comercio Interior de los gobiernos de Néstor y la condenada Cristina Kirchner, por abuso de autoridad y manipulación de datos del INDEC, un escándalo que dejó cicatrices en la credibilidad institucional del país.
La decisión fue tomada por la Sala II de Casación, que rechazó el intento desesperado de la defensa del exfuncionario K por revertir la sentencia. De esta manera, queda firme una pena de tres años de prisión (aún no efectiva, pero que avanza en la Corte Suprema) y, más importante aún, una inhabilitación por seis años para ocupar cargos públicos, lo que representa un duro golpe para el aparato kirchnerista que todavía sueña con reciclar viejas figuras.
Moreno fue condenado por su rol protagónico en la intervención y destrucción del INDEC, el instituto que durante su gestión fue convertido en una usina de propaganda. Entre 2006 y 2007, según consta en la causa, presionó y amedrentó a técnicos del organismo para alterar los índices de inflación, generando un apagón estadístico sin precedentes y violando principios básicos de transparencia.
El exfuncionario, recordado por sus modos patoteriles, también enfrenta otras condenas: una por peculado en el infame caso “Clarín Miente”, donde usó recursos públicos para su guerra personal contra la prensa, y otra por amenazas coactivas en el episodio “Casco o guantes”, donde pretendía resolver disputas políticas a los golpes.
Este nuevo fallo reconfirma el carácter autoritario y corrupto del kirchnerismo, que no dudó en destruir instituciones fundamentales para sostener su relato. El caso del INDEC es emblemático: una operación sistemática para engañar a la población, manipular la economía y consolidar el poder político a costa de la verdad.
Mientras la Justicia avanza y sigue desenmascarando a los responsables del saqueo institucional, la casta K guarda silencio. Moreno, que alguna vez se jactó de su “patriotismo” económico, ahora enfrenta la realidad judicial que tantos otros de su espacio político intentan esquivar.
Otro alfil de la condenada Cristina Kirchner cae. El relato K se desmorona, una vez más, frente a los hechos.