
La ciudad de La Plata se hunde cada vez más en el caos. Mientras Axel Kicillof sigue jugando a ser gobernador y Julio Alak se esconde detrás de su escritorio municipal, los vecinos son víctimas todos los días de una violencia que no tiene freno. Esta vez, la brutalidad tocó la puerta de un jubilado que fue atacado en plena madrugada por una banda de delincuentes armados que, como si nada, irrumpieron en su casa exigiendo dólares. ¿El resultado? El hombre terminó baleado a quemarropa y peleando por su vida.
El salvaje asalto ocurrió en 302 y 48, a metros de la Ruta 215. Los ladrones entraron como dueños de la ciudad, mientras la Policía brilla por su ausencia. “Los dólares, los dólares”, gritaban sin parar mientras encañonaban a los jubilados. En un intento desesperado por defenderse, el hombre de 58 años se enfrentó a uno de los delincuentes, pero la reacción fue inmediata: le pegaron dos tiros sin piedad, uno en la espalda y otro en el glúteo.
Tras la cobarde agresión, los delincuentes escaparon llevándose apenas una billetera con tarjetas y mil pesos. El herido fue trasladado al Hospital de Melchor Romero casi una hora después del ataque, una muestra más del colapso total del sistema de emergencias. Hoy lucha por su vida, mientras el intendente Alak y el gobernador Kicillof miran para otro lado.
La ciudad vive una verdadera ola de inseguridad, con ciudadanos rehenes del delito y un Estado cómplice por omisión. La gestión de Alak es tan inexistente como su plan de seguridad. La calle está liberada, y los platenses están completamente solos.