
En una maniobra desesperada por retener poder en medio del derrumbe del kirchnerismo, Axel Kicillof oficializó este lunes la suspensión de las PASO en la provincia de Buenos Aires y anunció el desdoblamiento de las elecciones legislativas, que se celebrarán el 7 de septiembre, de forma separada de los comicios nacionales.
Lejos de fortalecer al peronismo, la jugada terminó de dinamitar la frágil unidad interna del kirchnerismo y provocó un fuerte enfrentamiento con Cristina Fernández de Kirchner, quien calificó la decisión como una “traición política”.
Desde La Plata, el gobernador intentó justificar la medida apelando a cuestiones técnicas. Dijo tener “facultades para fijar la fecha de elecciones” y aseguró que el desdoblamiento busca “garantizar un calendario serio”. Pero nadie dentro del propio Frente de Todos compró el relato: el trasfondo es netamente político y refleja la ambición personal de Kicillof por sostener su estructura, aun a costa de romper con el cristinismo.
El kirchnerismo estalla por dentro: “Si Axel insiste, Cristina juega por afuera”
La decisión llegó luego de una reunión fallida entre Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa, donde no hubo acuerdo alguno sobre la estrategia electoral. “Largo y malo”, así fue definido el encuentro por fuentes cercanas a los protagonistas.
Cristina Kirchner, que había presionado para mantener las PASO y las elecciones unificadas, vio en el movimiento de Axel una señal de ruptura, y su entorno ya desliza una advertencia directa: “Si Axel insiste, Cristina juega por afuera”.
Desde La Cámpora acusan al gobernador de haber quebrado cualquier posibilidad de unidad, alimentando una interna que viene creciendo hace meses. La desconfianza es total y la falta de conducción se hace cada vez más evidente.
Una jugada sin consenso que puede costarle caro
Kicillof intentó escudarse en la supuesta “incompatibilidad técnica” de implementar la Boleta Única nacional junto con un sistema distinto en la Provincia. Habló de “dos urnas diferentes” y “boletas distintas”. Pero sus argumentos no convencieron ni siquiera a los suyos.
Varios intendentes y legisladores del PJ bonaerense salieron a advertir que desdoblar el calendario electoral en este contexto es suicida, sobre todo con una oposición que crece y se consolida día a día.
Kicillof, acorralado por las malas gestiones, el ajuste disfrazado de “resistencia” y el rechazo ciudadano, apostó todo a una jugada unilateral sin consenso ni respaldo. El resultado: un Frente de Todos quebrado, desordenado y a la deriva en el distrito más grande e importante del país.
Mientras Milei lidera la agenda nacional, el kirchnerismo se devora a sí mismo.