
La automotriz alemana Volkswagen anunció una inversión histórica de 580 millones de dólares en Argentina para la fabricación de una nueva generación de la pickup Amarok en su planta de Pacheco, en la provincia de Buenos Aires. Este desembolso millonario, que se enmarca dentro de la estrategia de regionalización de la compañía, reafirma la confianza del sector privado en el modelo económico impulsado por Javier Milei.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, había anticipado la noticia en su habitual conferencia de prensa, destacando que se trataría de “una de las inversiones más grandes de las últimas décadas” y que se concretó gracias a la estabilidad macroeconómica lograda por el gobierno libertario.
El proyecto prevé la incorporación de tecnología de última generación para mejorar la eficiencia productiva y la sustentabilidad de la operación. Además, generará miles de puestos de trabajo directos e indirectos, consolidando a Argentina como un polo clave en la industria automotriz regional.
Desde Volkswagen, Thomas Schäfer, CEO global de la compañía, destacó que “el crecimiento regional y la localización son elementos clave de nuestro plan global” y que esta inversión refuerza la posición de la marca en Sudamérica. En la misma línea, Alexander Seitz, CEO de Volkswagen Latinoamérica, aseguró que “Argentina es un componente fundamental de nuestra estrategia en la región”.
El anuncio se produce en un contexto en el que el gobierno de Milei busca recuperar la confianza de los inversores extranjeros tras años de devastación económica kirchnerista. La decisión de Volkswagen demuestra que, con reglas claras, respeto por la propiedad privada y una economía sin intervencionismo estatal, las grandes empresas vuelven a apostar por el país.
La producción de la nueva Amarok comenzará en 2027, y estará diseñada exclusivamente para el mercado sudamericano, compitiendo directamente con modelos como la Toyota Hilux y la Ford Ranger. Con esta iniciativa, Argentina se encamina a recuperar su competitividad en el sector industrial, dejando atrás el modelo populista que ahuyentó inversiones durante décadas.