
El relato kirchnerista sigue desmoronándose. En un nuevo golpe judicial contra la jefa de la corrupción, la Cámara Federal de Casación Penal rechazó por unanimidad el recurso de apelación de Cristina Fernández de Kirchner en la Causa Vialidad, dejando su condena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos a un paso de quedar firme.
La decisión, tomada por la Sala IV del tribunal e integrada por los jueces Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Diego Barroetaveña, confirma lo que el país entero ya sabe: Cristina Kirchner lideró un gigantesco esquema de defraudación contra el Estado a través del direccionamiento de la obra pública en favor de su testaferro, Lázaro Báez. Con 51 obras viales adjudicadas a dedo y un desfalco de más de 84.000 millones de pesos, la ex presidenta sigue quedando expuesta como una de las máximas responsables del saqueo sistemático que sufrió la Argentina durante el kirchnerismo.
La Corte, su última carta para esquivar la cárcel
Con este fallo, la defensa de Cristina solo puede recurrir a un “recurso de queja” ante la Corte Suprema. Si el máximo tribunal del país decide rechazarlo sin revisar el fondo del caso, la condena quedará firme y la corrupta líder K debería cumplir arresto domiciliario, dado que supera los 70 años.
El kirchnerismo, como de costumbre, intenta embarrar la cancha alegando “persecución política”, cuando en realidad lo que se está aplicando es justicia pura y dura. El mito de la “perseguida política” se cae a pedazos, porque los fallos en su contra no son aislados: el Tribunal Oral Federal 2, la Cámara de Casación y ahora la Corte han confirmado lo evidente: Cristina Kirchner fue la arquitecta de un fraude monumental contra el pueblo argentino.
El tiempo se le agota: la impunidad kirchnerista tambalea
Mientras el caso avanza, el calendario electoral sigue corriendo. La pregunta es si Cristina intentará postularse nuevamente para conseguir fueros y así evitar la prisión. Pero la realidad es clara: la impunidad que la protegió durante décadas se está acabando.
Los argentinos ya no compran más su relato, y la Justicia finalmente empieza a ponerle un freno a la corrupción desenfrenada que el kirchnerismo convirtió en un modelo de gobierno. ¿Se le terminó el reinado a Cristina? Todo indica que sí.