La casta sindical no se rinde y vuelve a la carga con otro paro general. La Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó una nueva medida de fuerza para el próximo 10 de abril, en lo que será la tercera huelga nacional contra el gobierno de Javier Milei. Esta vez, la extorsión sindical se extenderá por 36 horas, combinando una huelga total con marchas y movilizaciones que solo generarán caos y más perjuicio para los trabajadores y los argentinos de bien.

Lejos de ser una protesta legítima, esta acción es claramente un intento de desestabilización contra el Gobierno, que avanza con reformas para liberar la economía del yugo estatal y corporativo. La CGT, temerosa de perder sus privilegios, utiliza a los trabajadores como escudo para mantener sus cajas millonarias. El principal reclamo de los gremialistas apunta a un supuesto “techo a las paritarias”, cuando en realidad Milei busca que los acuerdos salariales sean libres y sin la intervención de burócratas sindicales que siempre negocian para su propio beneficio.
Además, la CGT se sumará a la marcha del 24 de marzo, una fecha que la izquierda y el kirchnerismo utilizan para victimizarse y mantener vivo su relato, en lugar de enfocarse en el presente y en cómo sacar adelante el país. Esta manifestación no es más que otro show de la política parasitaria que se resiste a perder poder.
El Gobierno libertario de Milei está dando las batallas necesarias para sacar a la Argentina del pozo en el que la dejaron décadas de kirchnerismo y complicidad sindical. Sin embargo, los que se benefician del modelo de saqueo no están dispuestos a ceder. Este paro solo traerá más problemas a los argentinos que sí quieren trabajar y salir adelante sin depender de prebendas políticas ni de mafias sindicales. Otra vez los argentinos de bien son esclavos de los que viven en la Argentina del pasado.