
El Gobierno de Javier Milei apuesta al ingreso de divisas del campo y el respaldo del FMI para fortalecer las reservas y consolidar la estabilidad cambiaria. Luego de la reciente suba de los dólares financieros, el equipo económico confía en que el mercado encontrará un nuevo equilibrio en torno a los valores actuales. La liquidación de la cosecha gruesa y la llegada de fondos por el acuerdo con el FMI permitirán reducir la volatilidad y sostener el proceso de desinflación.
El segundo trimestre del año es clave para la economía argentina, ya que se produce el mayor ingreso de divisas por las exportaciones agropecuarias. A esto se suma la implementación de medidas dentro del nuevo acuerdo con el FMI, que fortalecerán las reservas del Banco Central y darán mayor previsibilidad al mercado. Desde el Gobierno confían en que este respaldo permitirá sostener el valor del peso y profundizar la desaceleración inflacionaria. De hecho, el propio Javier Milei anticipó que la inflación podría caer por debajo del 2% en abril o mayo, aunque marzo reflejará aumentos estacionales en rubros como educación y alimentos.
Mientras tanto, el kirchnerismo y sus aliados insisten con el discurso del “ajuste brutal”, ignorando que el verdadero ajuste lo sufrió el pueblo argentino durante años de emisión descontrolada y saqueo estatal. Ahora, con un modelo basado en la responsabilidad fiscal y el orden monetario, el país avanza hacia la recuperación.
El escenario financiero global también juega un rol clave. El compromiso con el FMI refuerza la confianza en la Argentina y aleja los fantasmas del default, un sello del populismo que destruyó la economía durante décadas. Con reservas más sólidas y un rumbo claro, el Gobierno apuesta a consolidar la estabilidad y a devolverle al país la senda del crecimiento. Milei lo advirtió desde el primer día: la única salida es el ajuste del Estado, no de la gente.